“HIJO
MÍO, NO MENOSPRECIES LA DISCIPLINA DEL SEÑOR” Heb
12:5
Unos de los
temas más difíciles de entender es la disciplina bíblica, porque muchos de
nosotros venimos de una disciplina de gritos, temores, amenazas y golpes, creyendo que así debe hacerse, pero; cuando
llegamos a Cristo descubrimos un mundo nuevo de disciplinar, este mundo nada
tiene que ver con la disciplina adquirida, es algo nuevo y para aplicarla
tenemos que vivirla en Dios, antes de aprender a disciplinar sabemos que Dios
nos enseña y nos disciplina. Heb 12:6 “Porque
el Señor al que ama, disciplina” entonces comencemos con el concepto de
disciplinar o disciplina: lo hemos mencionado antes; disciplina viene del
concepto discípulo y discípulo es aquella persona que adquiere una enseñanza
por una persona que ha sido capacitada para instruirlo, pero, también dentro de la disciplina se maneja un conjunto
de reglas para mantener el orden, estas normas nos ayudaran alcanzar los
propósitos y metas que Dios nos ha
destinado, nos capacita para madurar y crecer en la fe.
Todos
necesitamos disciplina, desde el rebelde hasta el que se porta bien, porque se
nos instruye y orienta a realizar el trabajo o función correctamente,
necesitamos una supervisión diaria del Espíritu Santo, si un servidor ha
cometido una falta es necesario disciplinarlo, pero; olvidamos a los servidores
que hacen su trabajo correctamente y la disciplina les ayudara a ver en donde esta
su carencia para así fortalecer las ares débiles, por eso decimos que todos
necesitamos disciplina, pero, la disciplina con lleva dos vertientes o
consecuencias:
Primero:
nadie puede exhortar a su hijo sin haberle enseñado que es lo correcto e
incorrecto, muchos regañamos a nuestros hijos por faltas que ellos cometieron, pero;
preguntémonos si en esa falta se le instruyo, Ya que así actúa Dios en nosotros
nos disciplina (enseña) antes de reprender o castigar.
Segundo: la
disciplina también reprende: Heb 12:5b “Ni desmayes cuando eres reprendido por
él” es decir: llama la atención desaprobando lo que ha hecho, pero no
desaprueba al hijo con palabras altisonantes como “no seas burro, te lo dije,
no sabes, etc.” Si no se muestra la falta que ha cometido y las consecuencias
que podrá traer consigo.
Tercero:
la disciplina azota: Heb 12:6 “Y azota a todo el que recibe por hijo” golpea, pero; ¿cómo lo hacemos? tenemos miedo
de azotar al hijo porque podemos lastimarlo; no estamos diciendo que lo
discipline hasta sacarle sangre, ¡no! Ya que eso no es castigo, Pro 23:13 “No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo
castigas con vara, no morirá” debemos de considerar a Dios y preguntarle ¿Señor
cuando yo no entendí por la disciplina y mucho menos por la reprensión? ¿Cómo
me castigaste? Y Dios te dará la respuesta porque debes de considerar el amor
que Dios tiene para con nosotros a la hora de azotarnos.
La
disciplina es para los hijos; Heb 12:7 “Si
soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque” ¿qué hijo es aquel
a quien el padre no disciplina? Nosotros no disciplinamos a los hijos del
vecino, aun cuando se porten mal y no nos respeten, nosotros no disciplinamos a
los sobrinos, ¡Nosotros disciplinamos a nuestros hijos! Así es Dios, enseñamos a nuestros hijos para que alcancen el
propósito por el cual fueron creados.
Sufriendo la
cruz y el oprobio Heb 12:2 Dios nos hace madurar reconociendo que todas las
cosas que nos suceden bajo el concepto de disciplina son para nuestro bien,
porque nos lleva a una madurez espiritual y perfección en Dios. El sufrimiento
de la cruz nos mantendrá a alejados de las cosas del mundo Jn 15:18-19 “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me
ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo
suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el
mundo os aborrece” nuestros familiares inconversos no estarán de acuerdo con la
fe que profesamos en Jesús Lc 12:52-53 “Porque
de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y
dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el
padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su
nuera, y la nuera contra su suegra.” Todo esto nos afirmara en la fe en Jesús.
La
actitud ante la disciplina es aceptarla y no rechazarla, si menospreciamos la
disciplina estamos dejando a un lado la paternidad de Dios, por eso debemos de
aceptarla para ser corregidos.
Heb
12:10b “pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su
santidad” consideramos que Dios nos enseña para participar de su carácter, no
podríamos estar en su reino y con las promesas obtenidas si no hay santidad,
muchos cristianos son disciplinados porque no han entendido que Dios es Luz y
en él no hay tinieblas. 1Co 5:9-11 “Os
he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente
con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con
los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os
escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere
fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el
tal ni aun comáis” al abandonar a los hermanos que se burlan de Dios, estaremos
dejando a Dios actuar en sus vidas. 1Co 5:5
“el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de
que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús” por eso como hijos
obedientes aceptemos la disciplina de Dios.
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